Eduardo es un profesional de una trayectoria enorme y llena de logros. Un personaje pintoresco con mil anécdotas para ver, escuchar y aprender.
En los años 70 decidió ir a probar suerte a Brasil y esta aventura lo hizo desembarcar en San Pablo un viernes, para el lunes ya estar trabajando. Casi que un récord.
Desde ese día su carrera en el mundo de la publicidad, el diseño, la caligrafía y la tipografía fue de un ascenso vertiginoso. Trabajó en Mc Cann Erickson, Leo Burnett, J. W. Thompson, Almap-BBDO, y en DPZ Propaganda.
No conforme con esto, quiso seducir a los más grandes diseñadores del mundo y para lograrlo ideó una estrategia de marketing directo que consistía en enviar un envase con un juego de plumas y una carta escrita a mano y con una caligrafía increíble de su puño y letra dirigida a cada uno de los maestros que admiraba: Massimo Vignelli, Woody Pirtle (ex-Pentagram), Milton Glaser y Alan Peckolick entre otros.
Como consecuencia de esta acción, terminó trabajando con casi todos ellos y entablando amistad con otros hasta el día de hoy. Esto hace que viaje constantemente a Nueva York para continuar con este vínculo generado años atrás.
En la charla que ofreció en el Círculo Uruguayo de la Publicidad, además de contarnos y mostrarnos sus trabajos en orden cronológico, nos fue aportando los aprendizajes de casi cuatro décadas de actuación profesional.
Fue realmente motivador escuchar su experiencia en la creación de alfabetos para distintas marcas y empresas como VASP, Bardahl y VIVO entre otras. Otra fase de su exposición pasó por presentar una serie de calendarios, algunos ya icónicos y resueltos con una infinidad de recursos gráficos capaces de sorprender hasta el más experimentado diseñador.
Realmente fue un orgullo contar con un disertante como Eduardo y seguro que los alumnos, ex-alumnos y algunos docentes de El Laboratorio tuvieron la oportunidad de compartir una instancia que difícilmente puedan olvidar.