Antes del Día del Niño, algunos creativos hablan sobre publicidad infantil.
Hoy: Gabriel Méndez, Director Creativo de Lussich Advertising.
Le dicen “El Negro”. Es papá de Maia y de Nahuel. Cursó la carrera de Ciencias de la Comunicación en la Católica, hace ya tiempo.
Se inició en publicidad casi de niño en 1995, como pasante de producción en ViceVersa Y&R. Ya como redactor, trabajó en EFPZ, en Norton Euro RSCG y en 2000 ingresó al departamento creativo de Publicis Impetu, donde trabajó hasta 2007. Ese año, pasó a ser Director Creativo de Lussich Advertising, puesto que ocupa en la actualidad.
Sus trabajos fueron premiados en el Desachate, Campana de Oro, Ojo
de Iberoamérica, FIAP y Cannes -ganó el único Oro de Uruguay en Promo Lions-.
Además es músico y según él, un viaje a California le vendría muy bien.
Hay un estudio de incierta fuente que dice que la publicidad más recordada es la que tiene como protagonistas a animales y a niños. ¿Qué campañas protagonizadas por niños te han parecido memorables?
Es bastante claro que determinado sector del público responde mucho a la publicidad con animales y niños. Ni te cuento si mezclás los factores “animal” y “niño” para convertirlo en “cachorro”; ahí directamente te consagrás. En realidad no sé si existe estudio que mida la efectividad de esos avisos, ya que la cantidad de veces que se diga un “aaah” embobado frente a la pantalla no forzosamente tiene relación directa con los resultados reales de los mismos.
No soy gran fan de los avisos con “niños lindos”, es más fuerte que yo. Por eso el primero que me viene a la mente es un aviso de un niño que armaba un berrinche insufrible en un supermercado, con el cierre “Use condoms” sobre la cara de desgraciado del padre.
Y hablando de publicidad de productos o marcas dirigidos a niños, ¿de qué campaña te acordás más?
Me pareció muy bien hecha la campaña “El aprendizaje queda, la suciedad se va” que la agencia Santo hizo para Ala en Argentina, la de los niños que se enchastran y dicen cosas en plan “al ensuciarme fortalecí mi autoestima” (eso sí, yo soy la madre y los surto, ¿cómo se van a destrozar la ropa de esa forma?).
¿La publicidad dirigida a niños implica un desafío particular?
Tratar de entender la cabeza de un niño, siendo ya tremendo grandulón. Y sobre todo, no quedar como un pelotudo haciéndolo.
¿Considerás que existe una ética específica para trabajar una campaña dirigida a niños?
Totalmente. El mero hecho de generarle a un niño las ganas de tener un determinado producto con fines comerciales es ya de por sí éticamente discutible. Los niños en pleno desarrollo son claramente más influenciables que un adulto y funcionan mucho por imitación. En una sociedad donde el consumismo reina, más que ética se necesitan escrúpulos, muchos.
La publicidad de marcas y productos para niños, suele ser publicidad que busca alcanzar también a los padres. ¿Qué consideraciones pensás que hay que tener respecto a esto?
Creo que la clave siempre es el respeto. Al respetar la inocencia de un niño, estaremos respetando a sus padres, no creo que tenga mucha más vuelta. Por otra parte, los padres son los que van a sufrir escuchando por meses a ese deforme dinosaurio violeta de peluche cantar que te quiere a vos, y tú a mí, un domingo de mañana. Si merecerán respeto.